Vivimos en un mundo acelerado, lleno de estímulos e información. Esto hace que a menudo perdamos la capacidad de saborear cada experiencia, especialmente a la hora de alimentarnos.
¿Cuántas veces devoramos nuestra comida entre reuniones o frente a pantallas? El acto de comer se vuelve mecánico. Aunque la vida nos exija a veces esa rapidez, el Mindful eating, arraigado al Mindfulness, surge como una pausa necesaria para recuperar la consciencia y la presencia en cada bocado.
¿Qué es exactamente el Mindful eating?
Esta práctica implica prestar atención plena a la experiencia de comer, utilizando todos los sentidos. Consiste en estar completamente presente durante la comida, sin distracciones, para desarrollar una relación más consciente con la alimentación
¿Cuáles son sus beneficios?
- Regulación del apetito: Sintonización con las señales de saciedad de tu cuerpo.
- Reducción del estrés: Es el resultado de permitirte esa desconexión y alimentación relajada.
- Mejora de la digestión: Una masticación consciente y ralentizada nos ayuda a que la digestión sea más eficiente.
- Consciencia de hábitos alimenticios: Reconocimiento de nuestros hábitos y ajuste de patrones.
- Disfruta plenamente de la comida: Reconecta con el placer de comer.
10 claves para empezar a aplicarlo
- Come a bocados pequeños, mastica y ¡saborea! Nada de comer con prisa y engullendo.
- Identifica si tu hambre es real o emocional. Estar presente y sin distracciones, te ayudará a discernir.
- Sírvete en el plato la porción justa que vas a comer y repite si es necesario. No comas directamente del envase o recipiente.
- Suelta el cubierto entre bocado y bocado. Esto te ayudará a comer más lentamente, lo cual hará que seas más consciente cuando lleguen las señales de saciedad. ¿No te ocurre que cuando tardan mucho en traerte el segundo plato en el restaurante ya no tienes apetito? Estás saciado.
- Evita las distracciones. Apaga la tele, aparta el teléfono y sumérgete en el placer de la comida sin interferencias.
- No te obligues a dejar el plato vacío. Escucha a tu cuerpo deja de comer en cuanto estés satisfecho.
- Planea tus comidas y disfruta cocinando o simplemente preparándolas.
- Reflexiona antes de comer sobre cuál es tu estado de ánimo en el momento (nervioso, ansioso, alegre, triste, etc.). Te ayudará a ser consciente, a tomar mejores decisiones con la comida.
- No esperes a tener un hambre voraz que te haga comer de forma impulsiva, rápida y ansiosa. Intenta llegar a las comidas con un apetito moderado.
- Cuida tu entorno: Crea un espacio agradable para nutrirte con atención plena. Ya sea utilizando un plato o un mantel bonito, cuidando el orden y el ruido visual del lugar.
¡Espero que te animes a tomar consciencia y a experimentarlo en tu día a día!
Lorena Romo